Lizette Arditti: la pintura como un estado del ser

Fue necesario mirar las nubes durante unos instantes para empezar a hablar de la obra de Lizette Arditti. Hay en la condición fugaz de estas acumulaciones de microscópicas gotas de agua y cristales de hielo una poética que se nos escapa: mirar por más de un par de minutos el cielo es recordar nuestra condición finita e inestable frente a un mundo atravesado por crisis humanas y ambientales, donde hablar de la belleza es un gesto radical. Por suerte existe la obra de la pintora mexicana para atestiguar, por un momento que puede sentirse eterno, un firmamento que es también una aparición. Aguas, mares, cielos, fuegos y troncos son algunos de los motivos que aparecen en su obra de carácter figurativo, pero transmutable hacia lo abstracto.

Arditti (Ciudad de México, 1947) se ha dedicado a la pintura desde hace 50 años y también se desempeña como psicóloga. Sus obras, de diversos formatos y soportes, nos hablan de la naturaleza y del llamado que tenemos como humanidad para cuidar de ella. Para la artista, “el flujo de la pintura es como el flujo de la vida del ser humano”, por tanto, están intrínsecamente unidos.

Actualmente se presenta en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano en Cuernavaca, Morelos, la exposición Senderos traslúcidos… Ayer y hoy, en la que se reúnen 132 piezas de Arditti, de diversos años y técnicas. La curaduría de esta exhibición no está pensada como una línea del tiempo, sino que agrupa las piezas como si fueran pequeños relatos que encuentran su sentido en la totalidad del espacio expositivo. Las lecturas que los espectadores pueden darle a las piezas son tan diversas como las obras mismas: es posible acercarnos a partir de la gama de colores, desde los ejes temáticos que se descubren en la repetición de imágenes,........

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