Octogenarios estallantes
El arte conceptual es un ring lleno de izquierdazos y ganchos al hígado (para algo tenía que servir). Suscita insultos, tuits encarnizados, escupitajos de enjundia casi política (obviamente hay poder de por medio) sobre todo contra Avelina Lesper, crítica que desdeña ese arte. Que un número reciente de Letras Libres le haya publicado un artículo ha servido para agregar inquisición contra la revista. A mí ese arte no me interesa ya ni como humor involuntario. Hace años redacté mi fastidio –“Mantequilla prisionera” y “Residencia en la caries”– ante ese hacer que se autoinmola en el altar del rollo. Es una fe con su anexa catequesis. Me aburren sus berrinches suntuarios, su endiosamiento de la ocurrencia, su terror a la mano y al ojo. ¿Le gusta Matisse? Pues con la novedad –lo siento– de que es usted “retinal”, como “auricular” si le gusta Stravinski y “papilar” si los ostiones. El “arte contemporáneo” sirve para trapear el suelo por donde desfila la sociología, esa fashionista llena de mohines. Me aburre su........
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