El movimiento como petrificación

Los movimientos estudiantiles son puro corazón: su virtud y su defecto. Virtud en tanto que cuentan con una plusvalía generacional identificada con el desinterés del que carecen otros; defecto en tanto que, como es bien sabido, los corazones creen que su pasión es… virtuosa. Con cálculo cínico Lenin escribió que “la juventud está autorizada por la providencia a decir tonterías, durante cierto tiempo”. Paulo Freire advirtió los riesgos del “activismo puro” propiciado por los ideólogos que prescinde de la reflexión crítica y es substituida por la explotable “ilusión de la acción”.

En dos ocasiones, desde luego, fueron excepcionales: el de 1929 para lograr la autonomía universitaria y el de 1968, contra el autoritarismo y por la democracia. Después, me temo, ingresaron al prolongado inventario de tácticas de estrategas sagaces, y se convirtieron en hábito, ritos de pasaje miméticos, neutralizados por su........

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