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Ahora los censores se muestran orgullosos de serlo

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29.10.2024

El concepto de censura jurídicamente es pobre y en el uso corriente puede significar casi cualquier cosa. Las peores formas de censura son las de siempre: las que ejercen el poder político y religioso. En numerosos países los artistas y los periodistas sufren formas de censura que les pueden costar la libertad o la vida. En la mayoría de las democracias occidentales la amenaza es más leve. Pero los cambios de nuestra esfera comunicativa también han generado nuevos procedimientos censores y conviven con una transformación de la actitud y figura del censor.

A algunos de ellos los podríamos llamar la censura de la sociedad civil. No es una formulación frecuente, porque tendemos a asociar la sociedad civil con fenómenos positivos y la censura no nos lo parece (al menos todavía). O, por decirlo con otra expresión con connotaciones favorecedoras: de la misma manera que la comunicación se ha democratizado a través de internet y las redes sociales, también lo ha hecho la censura. Los partidos lo usan para la guerra cultural.

En Estados Unidos la American Library Association’s Office for Intellectual Freedom documentó que 4,240 libros fueron objeto de censura en 2023, principalmente en colegios y en bibliotecas públicas. Las cifras de los primeros meses de 2024 eran algo más bajas pero también impresionan: entre enero y el 31 de agosto, se detectaron 414 intentos de censurar materiales y servicios bibliotecarios (sobre 1,128 títulos únicos). Las cifras siguen siendo superiores a las anteriores a 2020. Según los datos de la asociación relativos a 2023, el aumento se debía a peticiones de grupos e individuos que pedían la censura de múltiples títulos, a veces docenas o centenares a la vez. El 47% de los títulos cuya censura se demandaba eran los que mostraban la voz o experiencias de individuos LGBTQIA y de minorías raciales.

En España, donde la legislación antiterrorista y de protección a los sentimientos religiosos ha propiciado casos tan grotescos como injustos, hemos conocido a un nivel mucho menor intentos de esa otra censura: por ejemplo, la petición de la plataforma Change, replicada y alentada por periodistas tan dogmáticos como negligentes, de retirar el libro 75 consejos para sobrevivir al colegio, una novela humorística de María Frisa. Un caso más grave es el de Anónimo........

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