“No soy partidaria de las certezas”. Entrevista a Daniela Tarazona |
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La nueva novela de Daniela Tarazona, El corazón habitante (Almadía, 2025), es fiel al estilo de su autora: breve, extraña, digresiva. También hay algo nuevo. En esta ocasión, la escritora mexicana decidió crear una historia a partir del montaje de tres personajes en tres épocas distintas: una mujer de la prehistoria, un médico del siglo XVII y un astronauta. Las correspondencias se cifran en una edición o montaje narrativo que tiene como centro un símbolo, el corazón, a través de un particular viaje en el tiempo. El corazón como motivo anatómico, también médico, metáfora del universo.
Tarazona, que en 2022 recibió el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2022 por su novela anterior, Isla partida, acudió a la Feria del Libro de Guadalajara para presentar El corazón habitante. Ahí ocurrió esta charla.
En El corazón habitante planteas relaciones que se unen y forman un viaje a través del tiempo. ¿Este tipo de literatura, a veces más cercana a la ciencia ficción, ha sido importante en tu actividad lectora o como escritora?
Más que eso, lo que me viene a la mente es “La noche boca arriba” de Julio Cortázar, que me impresionó mucho. También “Continuidad de los parques”. Me refiero al ensamblaje de dos dimensiones que pasan en un momento y en otro. Por otro lado, muchas de las cosas que escribo tienen un asidero en la televisión. Recuerdo que cuando era niña pasaba en el Canal 5 una serie que se llamaba Viajeros, donde un adolescente y un hombre más adulto caían del cielo y aparecían en otras épocas. Era muy chistoso.
Tu novela desafía la idea del tiempo lineal. ¿Qué hay detrás de esta concepción del tiempo en tu novela, a la que el lector se enfrenta tanteando las historias inconexas y queriendo adivinar si en algún punto se unen?
Es una idea que se parece bastante a lo que vivimos hoy. Desde que existe internet, que es una red, hay una decodificación de la realidad que se entrelaza. Antes, la lectura de lo real y las cosas tenían un trayecto que se podía identificar. Y ahora, por poner un ejemplo, es como el timeline donde está la guerra de Gaza, después una publicidad de tenis y después la problemática de la salud. Sin embargo, creo que cuando observas, reconoces alguna relación entre una cosa y otra, que a lo mejor es muy propia, por un lado, pero que también está determinada por el algoritmo y lo que quieren que miremos. O lo que piensan que miramos más, entonces nos ponen más de eso. Es una interpretación de la realidad diferente a la de hace cincuenta años que vincula cosas que están muy distantes entre sí. Siempre me han interesado mucho los símbolos, todo lo que guarda un sentido. Esa manera de decodificar que también acompaña a la protagonista de Isla partida (2021) se extiende a este libro de otra manera. Es una propuesta de leer ese curso o los cursos del tiempo a partir de la necesidad de entender que nada es rígido, de recuperar cierto caos ante el registro de la realidad del día de hoy. Quise hacer una vinculación en la que imagino cómo podía haber visto el mundo una mujer de la prehistoria y qué de ella quedó en un médico del siglo XVII, cómo pueden reconocerse a pesar de ser tan distintos. Eso es muy importante hoy y no está para nada........