Sheila Heti prescinde del tiempo

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A. Aparecen libros, de vez en cuando, curiosos, como Diario alfabético, de la escritora canadiense Sheila Heti (Toronto, 1976): son los diarios que la escritora mantuvo a lo largo de diez años seleccionados y ordenados no manteniendo el orden cronológico ni vital ni en el que fueron escritos, sino ordenados alfabéticamente frase a frase agrupados según la letra inicial: una letra, un capítulo. 

B. Besos hay algunos, hay bastante sexo (mucho oral, aunque no descarto que haya un sesgo mío aquí en la percepción). 

C. Canadá es el país de origen de Heti, aunque en los diarios está en Nueva York, París, Londres o Barcelona; siempre tiene Canadá un poco en el retrovisor, también cuando se acuerda de Leonard Cohen aunque sea para decir que ella no es él. *Confesión*: Leo con interés y curiosidad a Heti aunque a veces me parece un poco petarda, un poco en el límite de lo que estoy dispuesta a tolerar como lectora; Maternidad (Lumen, 2019) me agotó; aquí en cambio me ha seducido, creo que porque la veo más gamberra y, paradójicamente, menos autocontemplativa. 

D. ¿Debería explicar aquí que trato de seguir el jueguecillo de Heti en esta pieza sobre el libro?

E. Escribir es el tema del libro, escribir y la escritura y qué significa escribir y qué necesita para hacerlo (dinero, siempre es eso); escribe Sheila Heti en la “e”: “Escribe sobre la gente con lentitud, porque la gente se mueve con lentitud. Escribe tu estúpido libro autocomplaciente. Escribe tus putos libros, es lo único que hace que algo valga la pena. Escribir algo que sea honesto en lugar de un montón de mentiras bien dichas. Escribir con la minuciosidad de todo mi ser durante el resto de mi vida. Escribir este libro de nuevo. Escribir un libro sobre un perdedor. Escribiré lo que sea necesario escribir. ¿Escribiré siempre?”

F. Fallo mío al tratar de replicar el mecanismo de Heti: ella ordena después de escribir, yo escribo........

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