En los últimos años, la sociedad ha experimentado un cambio de paradigma en la percepción de la salud mental, pero aunque sin duda hemos avanzado en la comprensión y promoción de la misma, tanto la administración como la sociedad en su conjunto seguimos enfrentando desafíos significativos que demandan una respuesta efectiva.
A nadie se le escapa que la irrupción de la pandemia en 2020 generó unas consecuencias añadidas a un mundo ya de por sí marcado por el estrés, la ansiedad y la depresión. No hablar de ello sólo hace ocultar una realidad que debe ser puesta sobre la mesa con luz y taquígrafos, porque está en juego el principal y mayor objetivo de cualquier política de gobierno: el bienestar de la población, en todas sus dimensiones. La salud mental no sólo debe dejar de ser un tabú, sino que tiene que convertirse en una prioridad inaplazable tanto en la esfera pública como en la personal
y social.
La rapidez y eficacia con la que desde toda la sociedad se........