En Paiporta se vivió un estallido social de consecuencias impredecibles para la salud de nuestra deteriorada democracia. Atacaron al jefe del Estado, al presidente del Gobierno y al de la Generalitat de Valencia. ¿Había motivo? Podemos pensar que sí. La rabia y la desesperación de los que lo han perdido todo y se han sentido abandonados en estos cinco días explican parte de lo visto ante las cámaras.
¿Se podía haber gestionado mejor la catástrofe? ¿Ayudar antes a los afectados? Solo hay una respuesta a esta doble pregunta. Y es otro sí. Mayúsculo. Como una casa.
Hay mil ejemplos más allá del fallo más clamoroso, el que costó vidas el martes: la tardanza en la alerta del día del........