Los antiguos buscaban el fuego como fuente de vida, nosotros ansiamos permanecer en la felicidad como fuente de bienestar. ¿Soy feliz? Es una pregunta que, reiteradamente, nos hacemos a nosotros mismos y sin llegar a una sencilla respuesta. Aristóteles supo al menos darle respuesta a por qué tenemos tanto empeño en ello. “El fin supremo del hombre es la felicidad”. Aunque muchos creían que este estado es estanco y tan impermeable como divino… ¿y si por un momento consideramos la felicidad como un músculo, como algo que se puede entrenar y mejorar su rendimiento? Lo........