Me imagino un amanecer en Zegama. Idílico. Con un sol ardiente, deseoso de vivir, que tiñe de luz la sierra de Aizkorri. El alba sobrecoge siempre, se observe desde donde se observe. Como en Nápoles, con ese mar Tirreno convertido en lecho. No es de extrañar que inspire tanto a los artistas. Pintores, escritores… o músicos.
Este último es el caso de un zegarrama y un napolitano. Ambos trasladaron sobre un pentagrama sus impresiones al contemplar el sol en sus pueblos natales. Con un resultado........