Alma Sóley Wolf tenía 14 años la noche en que una gran masa de nieve se coló por la ventana de la habitación en la que dormía y la sepultó durante cuarenta minutos, hasta la llegada de los equipos de rescate.

Kerlingarfjöll, en las Tierras altas

Alma Sóley Wolf cuenta esa experiencia con naturalidad. No es el primer alud que entierra Flateyri, un pueblo en un fiordo al noroeste de Islandia. Èric Lluent, periodista y colaborador de La Vanguardia, toma nota de ello. El frío le fascina. Un día se sumerge en el agua helada del Laugarvtn para saber qué se siente. Escribe que es como un martillazo en el pecho y los pulmones. Aguanta sumergido veinte segundos y tarda dos minutos en recuperar el aliento.

En el libro de Lluent, Islàndia, l’illa del vent (Ara Llibres) hay hielo, nieve, ventiscas, tormentas de arena, terremotos y volcanes. Cuando entran en erupción, Lluent corre como el primero para verlo. Sin el hielo y el fuego, razona, sin sentir las condiciones de vida extrema en las que viven, es imposible entender a los islandeses.

Hay guías sobre Islandia que parecen postales, y libros de periodistas que parecen cartas de amor, turbados por la belleza de la isla. Lluent ha escrito un libro que también es personal. Desde el exotismo de su primer viaje en el 2008, motivado por el encuentro fortuito con dos nativas en las fiestas de Gràcia, hasta su conversión en islandés de adopción. El libro cuenta ese enamoramiento. Y describe una isla más real, pero igual de fascinante que la que descubrió en sus primeros días.

Lluent recorre granjas que sobreviven en equilibrio precario entre rebaños de ovejas que parecen salidas de un catálogo de diseño nórdico; se pierde en la larga noche de Reikiavik, capital de un país en transición en el que los crímenes –aunque menores y mediatizados por el alcohol– han colapsado el sistema penitenciario y hay lista de espera para entrar en prisión; revela que en la Islandia abanderada de la lucha contra el cambio climático, casi toda la energía hidroeléctrica se destina a contaminantes fundiciones de aluminio.

Y acaba hablando del charrán ártico, el ave marina que, al llegar el mal tiempo, huye a miles de kilómetros de distancia, para volver en primavera al exacto trozo de hierba en el que salió del cascarón. Islandia.

QOSHE - Viaje al centro de la Tierra - Ramon Aymerich
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Viaje al centro de la Tierra

5 0
08.12.2023

Alma Sóley Wolf tenía 14 años la noche en que una gran masa de nieve se coló por la ventana de la habitación en la que dormía y la sepultó durante cuarenta minutos, hasta la llegada de los equipos de rescate.

Kerlingarfjöll, en las Tierras altas

Alma Sóley Wolf cuenta esa experiencia con naturalidad. No es el primer alud que entierra Flateyri, un pueblo en un fiordo al noroeste de Islandia. Èric Lluent, periodista y colaborador de La Vanguardia, toma nota de ello. El frío le fascina. Un día se sumerge en el agua helada del Laugarvtn para saber qué se........

© La Vanguardia


Get it on Google Play