El martes, día de San José, Pablo Iglesias inauguró en Madrid, en el barrio de Lavapiés, su Taberna Garibaldi. Es, como proclaman sus impulsores, un “bar de rojos” y por ese motivo la mayoría de platos y de bebidas tienen nombres que glosan a los ídolos revolucionarios. Podéis encontrar la insalata Garibaldi, la brigada Garibaldi (carrillada), enchiladas Viva Zapata, el Gramsci Negroni, o el salmorejo partisano.

El problema ha surgido con el dry martini. Lo han rebautizado Durruti dry martini, y eso ha despertado la furia anarquista. Como es suficientemente sabido, a lo largo de los tiempos, comunistas y anarquistas no han tenido muy buena relación. Por este motivo –poner el nombre de Durruti a un cóctel más bien so­fisticado– no debió gustarles nada, poco antes de la inauguración algunos anarquistas llenaron la fachada del local con pintadas amenazadoras: “Exbicepresidente [sic]: exigimos la retirada inmediata del cóctel Durruti o el proletariado anarquista pasará a la acción”. Todo adornado con alguna A mayúscula dentro de una circunferencia.

El uso espurio del nombre de Durruti por parte de los enrollados no es algo de ahora. A finales de los años setenta, en la ciudad de Manchester se creó una banda post-punk que se llamaba The Durutti Column; con el apellido alterado, eso sí: suprimieron una erre y añadieron una te, no sé si para ahorrarse problemas o simplemente por ignorancia.

En la carta de la Taberna Garibaldi abundan las frases presuntuosas. Una que chirría de forma escalofriante: “La cultura es lo único que puede salvar un pueblo, lo único” (como si solo con cultura se hubiera salvado nunca alguno). Otra: “Las tabernas son el último bastión de la libertad del proletariado”. Esta me gusta especialmente porque justifica el hecho de que, de asaltar los cielos, hayan pasado a servir salmorejo a mayor gloria de los maquis italianos.

Agitado, no revuelto

Agitado, no revuelto

El martes, día de San José, Pablo Iglesias inauguró en Madrid, en el barrio de Lavapiés, su Taberna Garibaldi. Es, como proclaman sus impulsores, un “bar de rojos” y por ese motivo la mayoría de platos y de bebidas tienen nombres que glosan a los ídolos revolucionarios. Podéis encontrar la insalata Garibaldi, la brigada Garibaldi (carrillada), enchiladas Viva Zapata, el Gramsci Negroni, o el salmorejo partisano.

El problema ha surgido con el dry martini. Lo........

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