Cuando los días que quedan del año se cuentan con los dedos de una mano, elaboro una lista de metas y propósitos. ¿Hay una fecha más propicia para balances y planes? Hacemos listas porque, como afirmó Umberto Eco, es una forma de decirnos que no queremos morir. Como es de esperar, cada vez que cae la última hoja del calendario muchos de esos anhelos no se han cumplido, pero no me castigo por esto en exceso. Nuestras aspiraciones suelen obviar la finitud del tiempo, además de descartar imponderables, ya sean enfermedades, pérdidas o rupturas diversas, bajones de energía y otros inconvenientes que, con mayor o menor gravedad, se van presentando en el curso de los días.
Durante dos décadas, en este tiempo de descuento, antes de que los dedos se cierren en un puño, en mi lista ha estado invariablemente destinar más tiempo a la escritura, pero con frecuencia esa reserva de horas se agota en las demandas del trabajo convencional, ese que en mi caso llega en forma de encargos editoriales que sirven para liquidar facturas y hacer algún........