Tan malo es ir con un hombre de compras como marcharte de vacaciones con unas amigas a una paradisiaca isla desierta llena de parejitas. Qué haces en una tienda con un sujeto que se pasa el rato incordiando sobre la conveniencia o no de tus adquisiciones, que cuestiona el dinero que gastas y que, encima, todo le parece mal; lo mejor es que se quede en casa, en la suya, desde luego. Digo esto porque no seré yo la que me haga acompañar de un sujeto cuando tengo el día consumista, pero, en mis últimos paseos por los grandes almacenes o........