Nunca has ido a Venus

Comienza como una gracia. Como una muestra íntima de agilidad. O un acuse de recibo de máximo aburrimiento. Y no es preocupante hasta que literalmente no puedes dejar de sumar números. A la brava. Números que ni te importan ni vienen a cuento. Cada vez te sale más rápido. Cada vez eres más lúcida. Te sientes entre orgullosa y culpable de lo pronto que ves que esa matrícula dará 21 (será un gran día, te dices) y de lo capaz que eres de esquivar la que sumará 14, no sea que vayas a tener una tarde de m... Cuando empiezas a sufrir (porque ya es de terapia) es cuando adviertes que esas matrículas, precios de las cosas, números de los portales, códigos, fechas, puntuaciones olímpicas, opciones de investidura, citas previas… las cifras de la vida que te pierdes mientras tú sigues contando se rebelan.........

© La Vanguardia