Ignoro cuántos decibelios alcanzó el centro de Barcelona durante la exhibición de Fórmula 1 el miércoles. La capital catalana es una de las ciudades más ruidosas del mundo. Sus emisiones contaminantes superan los máximos permitidos por Bruselas. El Ayuntamiento no tiene presupuesto para ejes verdes, pero sí para asfaltar el paseo de Gràcia ante el gran evento que supuso tener coches de carreras haciendo trompos en sus calles; calles en zona de bajas emisiones que se cortaron al tráfico, transporte público incluido. Con lo que, como apuntaba la editora Ester Pujol desde el autobús, “para que unos disfruten de la velocidad, los demás tenemos que ir a paso de caracol”.
Bueno, no es grave, pocas ocasiones habrá como esta, comentarían algunos no residentes mientras iban en coche a disfrutar del espectáculo (seguramente se quejaron del carril bici de Via Augusta y de que los........