Leer la vida es evitar el ahora. Por eso, al escoger lectura es más fácil acertar con autores que ya han dejado el eco de sus días en los nuestros que con las listas de best sellers. ¡Qué milagro conectar con quien ya no nos puede oír (o tal vez sí); pero seguro que nos dice algo nuevo a cada uno en cada momento en el goce de la infinita diversidad de lo humano!
Es la eternidad: la única al alcance también de los ateos; porque cuando les leemos, sus vidas reviven en las nuestras. Ahora recuerdo en un flashazo Night train........© La Vanguardia