La última postal. Este gigantesco país daría para una epístola diaria durante una vida entera. Y aun así, rozaríamos solo su epidermis. La literatura aparenta realidad. Y lo es. Pero es también un cocido de palabras cultivadas en el imaginario de quien escribe. El muestrario de individuos, lugares, costumbres y la vida en su conjunto es inatrapable. Las postales no han sido más que unas cuantas cucharillas de agua sacadas de un océano particular, el mío.
He visitado un país dividido por la política. Pero a cubierto de la lluvia radiactiva con........