Salir como los caracoles

Me subo en el coche y contemplo como en el parabrisas caen del cielo unas partículas pequeñas y húmedas. Me acerco al cristal. Diría que son gotas de agua. Se trata de un fenómeno meteorológico extraño, pero me maravilla. Pregunto a los más viejos del lugar y me cuentan que lo llamaban lluvia. Me suena.

Mi madre me mandaba a buscar caracoles cuando llovía. Corre, vete ya, que con la lluvia salen. Al lado de casa había un descampado, y entre las plantas y malas hierbas, se escondían aquellos moluscos. A pesar de estar rodeado de bloques, aquel descampado era lo más cerca que estábamos del mundo rural. Tenías que coger el caracol con cuidado para no chafarle la concha. Era curioso ver como se replegaban simplemente con que le rozases los cuernos con la yema de los dedos. Era un gesto que estaba entre el miedo y la timidez. Acostumbraban a ser caracoles pequeños, de cáscara color marrón claro, de esos que en Andalucía........

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