Vidas tan literarias como la de Wenceslao Galán, pocas. De los muchos desafíos que la han atravesado, mencionaré sólo el ictus, no por ser el más grave, sino por ser el más reciente. De un ictus no esperamos grandes alegrías. Sin embargo, tras larga estancia en la Guttmann, el extraño ictus comenzó a mostrar una cara inusitadamente amable. Se le esfumó a Wenceslao la ansiedad ante el futuro amenazador y emergió en su lugar el deseo de vivir sin metas y sin trampas. Se le extinguió la necesidad de publicar ensayos complejos ( Fuego en la voz en Lengua de Trapo hace........