Tengo una cierta afición por los estafadores y cantamañanas. Posiblemente es deformación profesional, pero desde hace más de tres décadas observo con fascinación cómo personajes muy variados se aprovechan del bien más común, afortunadamente, en nuestra sociedad: la buena fe, la confianza y el deseo de ayudar a una buena causa. Muchos se parecen a encantadores de serpientes, sin que nadie se explique luego cómo no vieron a tiempo las señales rojas de peligro que se iban encendiendo a su paso.
Uno de los actos de la fiesta 1-O en Arenys
El........