No estamos ante un tema judicial y penal, sino ante un tema político muy serio que puede afectar a instituciones muy importantes de nuestro sistema”. Lo dijo Rodrigo Rato, portavoz del PP en el Congreso, cuando el escándalo de los GAL, la guerra sucia del Ministerio del Interior socialista contra ETA, había estallado. Un estallido iniciado por las investigaciones del diario vasco Deia, que continuó Diario 16 y, cuando su director Pedro J. Ramírez fue despedido, se convirtió en la carta de presentación de su nuevo proyecto periodístico: El Mundo.

El caso GAL, que provocó muertos y estragos en inocentes y que no sirvió para acabar con ETA, tenía, efectivamente, una dimensión política muy importante que iba más allá de la vertiente judicial y penal de los policías corruptos y delincuentes que habían cometido los delitos. Esta vertiente política, un ministro y un secretario de Estado amparando, impulsando y pagando con dinero público una guerra sucia para conseguir un objetivo político en contra de la legalidad y sus obligaciones, era lo que escandalizaba al entonces portavoz popular y, posteriormente, vicepresidente, banquero, jefe del FMI y preso de honor en Soto del Real.

Hace días que sigo con mucho interés las investigaciones sobre la llamada operación Catalunya que está publicando La Vanguardia. Una investigación conjunta con ElDiario.es que ha conseguido un hecho relevante: superar el efecto “Villarejo dice” o “Villarejo ha grabado”, contaminado por la falta de credibilidad del personaje, para aportar clarísimas pruebas en papel de la implicación en esta operación, no solo del ministro del Interior del momento, Fernández Díaz, sino también, al menos en conocimiento, del presidente del gobierno, Mariano Rajoy.

Habrá que ver el recorrido de las pruebas aportadas por esta investigación en los tribunales. Pero hay que señalar al menos dos diferencias con lo que pasó en el caso de abuso político cometido con la de los GAL. Ni la prensa madrileña está siguiendo esta vía abierta por La Vanguardia, ni sabemos si un Baltasar Garzón actual querrá encabezar la instrucción judicial de los claros indicios publicados hasta ahora. ¿Quieren apostar?