Todos los gobiernos tienen políticas de promoción económica. Podemos llamarla política industrial si entendemos que no nos referimos solo a fabricar objetos físicos, sino, en realidad, a cualquier actividad económica. Sería de un dogmatismo extremo negar la relevancia, y la conveniencia, de la política industrial. Pero también sería de una candidez extrema pensar, o actuar, como si cualquier política industrial fuera buena.
Por mi parte tiendo a interesarme en proyectos que recaen en algunas categorías específicas. Por ejemplo, aplaudo los esfuerzos de la Fira por convertir Barcelona en un gran centro internacional de convenciones, con éxitos como el Mobile o el ISE. Sin embargo, sin pretender ser exhaustivo, en este artículo me concentraré en tres categorías. Naturalmente, eso no implica entusiasmo por cualquier proyecto que se incluya en........