Columna de Enrique Krauze: Por una Venezuela libre

La libertad en nuestro continente tiene una cita histórica en Venezuela. Si el próximo 10 de enero Nicolás Maduro llega a tomar posesión de la presidencia, usurpando el mandato que el 28 de julio el pueblo dio en las urnas al candidato de oposición Edmundo González (y a su compañera política, la heroica María Corina Machado), a partir de entonces cada paso, cada acto, cada palabra, cada minuto de su gestión estará marcado por el imborrable estigma de la ilegitimidad.

El 90% de los venezolanos quiere que termine su execrable gobierno. Maduro completó la obra de demolición económica e institucional iniciada por Chávez. Ha sido tiránico por la miseria y el desamparo en que tiene sumido al pueblo, por el exilio al que su inepta “gestión” ha forzado a ocho millones de sus compatriotas, por el ahogo de todas las libertades (menos la suya y la de su satrapía) y –sobre todo– por la barbarie de sus persecuciones, torturas y asesinatos. Si impone su ilegal reelección, no solo lo repudiará aún más (si cabe) esa abrumadora mayoría del pueblo. Le voltearán la espalda todas las democracias, en particular Europa, Estados Unidos, Canadá y la mayoría de los........

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