Todo lo que necesita saber sobre el poder, la deforestación y la biodiversidad en la región amazónica está en la Silla Amazonía.
Sobrevolando hace un tiempo, desde Tarapacá hasta Puerto Asís, veía yo una enorme anaconda que se engullía, poblados, malocas, bases militares, resguardos, parques nacionales, plataformas petroleras, fincas, “cascos urbanos”, y cuanto hubiera en su camino. Esa anaconda o Güio negro, era una mancha de coca que como nunca, estaba bajando del alto rio Putumayo, hacía la frontera con el Brasil.
Echando una mirada al otro lado del rio, confirmábamos que el asunto era más grave de lo pensado, pues claramente en la frontera con Perú, ya no sólo veíamos extraños “parches” y carpas negras de laboratorios, sino de grandes cultivos. En Ecuador, también se veía movimiento inusual, como anunciando que la gran Boa, estaba tragando por parejo sin distinguir el origen de la presa.
Ya describiéndolo en detalle, debo decir que fue muy sorprendente ver el enjambre de dragas en el trapecio amazónico; al igual que ellos tábanos que acompañan la Boa en su cabeza, las dragas se veían muy activas y felices chupándose la sangre de los territorios indígenas del Trapecio, en los ríos Cothué y Purité -,a escasos kilómetros del gran Comando Unificado del Sur- así como los despreciables garimpeiros en el rio Puré, que aún siguen en frenesí, buscando pepas de oro en el último territorio de Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario en la cuenca Japurá- Issá (Caquetá – Putumayo le dicen los colombianos).
Estos feroces tábanos,........