Se debe declarar emergencia por la falta de agua en Bogotá

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Esta columna fue escrita por los columnistas invitados Andrés Hernández y Alejandro Franco.

Para muchos municipios de Colombia la escasez de agua es una realidad habitual. Sin embargo, en Bogotá esta situación parece inconcebible e inesperada. El actual desabastecimiento hace evidente un problema de fondo: la ciudad con más habitantes del país está en una región con alta vulnerabilidad hídrica y una significativa sensibilidad ecosistémica ante los cambios en el clima.

Más allá de la crisis actual y de las necesarias medidas de racionamiento, esta situación ofrece una oportunidad para replantear el modelo de gestión hídrica y la estrategia de ocupación de la región de Bogotá. Es el momento de avanzar hacia un modelo más resiliente y sostenible, en el que cada actor desempeñe un papel fundamental.

El sistema de abastecimiento de agua del Acueducto tiene una capacidad de almacenamiento de 1.194 millones de metros cúbicos. De esta cantidad, el 24% proviene del sistema Chingaza (embalses Chuza y San Rafael) y el 75% del sistema Norte (embalses Tominé, Neusa y Sisga). Sin embargo, Chingaza, que es donde se potabiliza la mayor parte del agua, solo tenía 43 millones de metros cúbicos el 18 de abril de 2024, lo que representa solo el 15% de su capacidad. Este es el nivel más bajo desde 1997. Ante esta situación, se tuvieron que implementar medidas extraordinarias de racionamiento para mitigar el impacto y asegurar el suministro en un contexto de creciente escasez de agua.

En los últimos seis meses, los embalses han mejorado lentamente, pero aún no es suficiente. Al 10 de octubre, Chingaza tenía un almacenamiento del 44%, muy por debajo del 70% que el Acueducto esperaba alcanzar para finales de octubre. Las condiciones actuales en el sistema de abastecimiento de Bogotá y en 11 municipios de la Sabana sugieren que podríamos enfrentar un desabastecimiento a principios de 2025, a menos que haya lluvias extraordinarias en la zona de páramo, lo cual es cada vez menos probable.

Por lo tanto, es importante reconocer que el riesgo de desabastecimiento ha llegado para quedarse en el corto y mediano plazo.

¿Qué aprendizajes nos deja esta situación? En primer lugar, es fundamental reconocer la vulnerabilidad de la región ante la escasez de agua como un problema........

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