menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Medio tiempo

10 0
13.07.2024

La entrada a pits para recambiar llantas y llenar combustible con miras a culminar los dos años de carrera que le quedan a este gobierno no salió nada bien. Las llantas de reemplazo parecen reparchadas y el carburante es de menor octanaje. Las posibilidades de lograr un resultado aceptable en lo que queda son pocos y en la grilla de la próxima salida habrá una segura penalización.

Con ministros escogidos por su fanatismo y disponibilidad –solo los desesperados o los irresponsables se le miden a este viacrucis– nada bueno se puede esperar. Es cierto aquello de que el primer año el congreso es del presidente, el segundo es compartido, el tercero le pertenece a los congresistas y el último, a cualquiera o a nadie.

El espectáculo del petrismo en decadencia le recuerda a uno esas películas sobre los últimos días de Hitler, donde el dictador divaga con su arquitecto de cabecera ante maquetas fulgurantes sobre lo que será el Berlín reconstruido mientras los tanques rusos rechinan a par de cuadras.

La grandilocuencia de los anuncios de reforma es inversamente proporcional al capital político para llevarlos a cabo, lo cual, valga decir, no impide que insistan en ellos. En especial, lo harán a través del relanzamiento por tercera ocasión del llamado “acuerdo nacional”.

La primera, la versión Roy, funcionó bien hasta que incomodó a Petro. Para el mandatario bueno, es el culantro de la concertación, pero no tanto. Sacó como a perros a sus ministros moderados y le otorgó el exilio dorado a los otros. Por ahí todavía circula un Power Point del inaugural ministro del interior, donde proyectaba con entusiasmo algo así como 64 reformas con tiempos y movimientos para ser aprobadas en........

© La Silla Vacía


Get it on Google Play