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El efecto chu-chu-chu

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01.06.2024

Petro está definiendo a penaltis quien se queda con el título del peor presidente en la historia de Colombia. Su contrincante es José Manuel Marroquín, un grande del desgreño.

Beneficiario de un golpe blando que lo llevó al poder, el entonces vicepresidente fue maniobrado a la primera magistratura para acabar con la guerra de los Mil Días, pero en vez de hacerlo, la exacerbó. Le entregó el manejo del estado a una cuadrilla de corruptos encabezados por su propio hijo, Lorenzo, el original hijo del Ejecutivo. (Nico Petro vendría a ser como la tercera iteración del fenómeno).

Firmó un tratado con los gringos para construir el canal por Panamá y luego les puso conejo en el senado. Enfurecidos se inventaron la independencia del departamento y desde Bogotá les tocó fingir sorpresa cuando los yanquis parquearon dos cañoneras en los respectivos litorales reconociendo el hecho cumplido.

El general boyacense que comandaba la guarnición gubernamental no tuvo más remedio que aceptar un jugoso soborno y ahora está en el panteón de los héroes del hermano país. Y no, el castillo de Lorenzo en Yerbabuena no tiene nada que ver con un negociado del canal. (Fact check a la siempre enrevesada versión petrista de la historia: fue construido en 1898 cuando papá todavía era un escritor de novelas costumbristas).

Solo le faltó a Marroquín una constituyente, pero esta llegó después, con Rafael Reyes. Irónicamente, en la mejor usanza de “El Cónclave” actual, Lorenzo le metió toda la ficha a robarse las elecciones de 1904 y no fue capaz. Si le creemos a Olmedo, desde la Casa de Nariño le invirtieron cien millones de dólares de dinero de los contribuyentes para voltear las regionales de 2023 y........

© La Silla Vacía


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