1. El artista muerde la mano que le alimenta
El artista David Manzur fue homenajeado por sus 70 años de trayectoria artística durante la celebración de los 20 años de ArtBo, la feria comercial de arte en Bogotá. Sin embargo, en medio del reconocimiento, el maestro Manzur adoptó el papel del niño en el cuento El traje del emperador y rompió con el protocolo para exponer, con 95 años a cuestas, la desnudez de la gestión cultural. Manzur aprovechó los breves segundos de fama que da la rueda de prensa, tomó el micrófono y lanzó una crítica pública dirigida a la propia feria y a su organizadora, María Paz Gaviria, Gerente de Plataformas de la Cámara de Comercio de Bogotá. Esto dijo el veterano artista:
“María Paz detesta mi obra, no la puede ver. Gracias por detestar mi obra. Yo no detesto lo que estás haciendo, pero es muy limitado, se están perdiendo muchas oportunidades. Con un análisis más profundo y un jurado adecuado, podrías ampliar la cantidad de propuestas. ArtBo tiene galerías muy buenas, no lo niego, pero faltan muchas. La pintura formal o la escultura formal no han desaparecido, lo que se ha acabado es el talento para hacerlas. Ten en cuenta eso, Maripaz, porque tú eres muy joven, te lo dice alguien que ya está de regreso de todo esto. Colombia tiene talento, el mundo tiene talento”.
Lo curioso es que la designación de Manzur como homenajeado no fue idea de Gaviria, sino del presidente de la Cámara de Comercio, Ovidio Claros, quien aprobó los casi 8000 millones de pesos que cuesta el evento. La decisión fue respaldada por varios miembros elegidos por el sector privado en la junta directiva, en particular, un inamovible en ese cargo, Enrique Vargas Lleras, hermano del político Germán Vargas Lleras, allegado a la Casa Manzur. Este grupo, que con buenas maneras escondió lo que fue un claro desaire, pasó por alto la opinión de María Paz Gaviria, quien ha dirigido la feria por más de doce años, así como la del equipo profesional que la acompaña.
La nominación de Manzur se convirtió en una suerte de Caballo de Troya para la junta directiva, que lo utilizó con varios fines. Por un lado, Manzur fungió como portavoz de un arte más tradicional, alineado con la “pintura formal o la escultura formal”, valores que resuenan con la visión conservadora de los patriarcas de la Cámara de Comercio. Basta imaginar una obra del santoral equino de Manzur adornando las fincas, casas de recreo y baños del alto empresariado colombiano.
Por otro lado, su homenaje y crítica fueron un golpe directo a María Paz Gaviria, representante de la influyente Casa Gaviria, cuyo padre, César Gaviria, fue presidente de Colombia y dirige el Partido Liberal. La familia Gaviria es propietaria de la galería Nueveochenta, un participante fijo en ArtBo, que promueve el “arte contemporáneo”, un estilo que César Gaviria colecciona y que escapa del limitado universo cultural de la junta directiva de la Cámara de Comercio.
En la rueda de prensa, Ovidio Claros demostró ser un experto en interrumpir, y cada vez que María Paz Gaviria terminaba de responder una pregunta, él tomaba la palabra para aclarar: “Yo que sí entendí tu pregunta, la voy a responder”, decía al periodista antes de lanzar un conjunto de frases vacías sobre emprendimiento cultural, propias de su limitado arsenal discursivo.
2. Culpa de Petro
Ovidio Claros debe su presidencia en la Cámara de Comercio de Bogotá al gobierno de Gustavo Petro. Aunque este es un ente privado, maneja casi 400,000 millones de pesos provenientes de recursos públicos a través de trámites y registros mercantiles, por lo que tradicionalmente el candidato propuesto por la presidencia de la República es designado con beneplácito por la junta directiva. Sin embargo, cuando la solicitud provino de una nueva casta política asociada al gobierno Petro, la postulación de Claros no fue bien recibida. Claros ya había sido un aliado de Petro durante su “tutelatón” para mantenerse en la Alcaldía de Bogotá, lo que añadió más tensión a su candidatura.
El proceso de elección se convirtió en una pugna entre el statu quo, representado por la élite empresarial de apellidos tradicionales, y un nuevo sector de poder criollo que ve en el gobierno Petro una oportunidad para tomar posiciones de poder. Al final, un solo voto le dio la victoria al gobierno Petro, que consiguió el apoyo clave del representante de un consorcio recientemente adquirido por el Grupo Gilinski (un grupo que Petro suele omitir en sus trinos presidenciales y discursos antiempresariales y anticapitalistas).
En abril de este año,........