“Para construir sobre los construido, toca sacar el retrovisor”
“Construir sobre lo construido” ha sido uno de los grandes lemas del actual alcalde Carlos Fernando Galán. La Silla Académica conversó con Felipe Mariño, director de Bogotá Cómo Vamos (BCV), iniciativa que combina el análisis técnico y la percepción ciudadana para evaluar la gestión de los mandatarios, produciendo informes y organizando eventos que promueven la mejora de la calidad de vida en la ciudad. BVC lanzó recientemente el informe sobre calidad de vida que, en su capítulo “Balance del Cumplimiento de las Metas del Plan Distrital de Desarrollo 2020-2024 durante la administración de Claudia López”, evalúa la gestión de la mandataria y el estado en que la actual administración recibió la ciudad.
Galán hereda una Bogotá mejor que la de antes de la pandemia, pero con grandes deudas en seguridad, medio ambiente, movilidad y migración. La protección de la vida, en particular, debería ser prioritaria en su agenda, dice Mariño.
La Silla Académica. ¿Cómo va Bogotá? ¿Estamos mejor que hace cuatro años?
Felipe Mariño. En términos generales Bogotá ha mejorado lentamente. Pero, dada la complejidad de una ciudad de su tamaño, es difícil dar una respuesta única. Para entender los cambios, hay que analizar cada aspecto.
En términos de economía o de pobreza, mejoramos. La tendencia es la disminución de la pobreza monetaria, monetaria extrema o multidimensional.
Pero, al examinar con más detalle, notamos que la mejora no es equitativa. Migrantes, personas mayores, mujeres y jóvenes no experimentan mejoras a la misma velocidad que, por ejemplo, los hombres en ciertos rangos de edad sin condiciones sociales particulares.
Aunque hay avances generales, persisten brechas significativas. La desigualdad mejoró en Bogotá el último año, pero sigue siendo la más alta del país. La segregación socio espacial es algo que sigue siendo característica de Bogotá.
LSA. ¿Bogotá hoy es más desigual que hace unos años?
FM. A pesar de una reducción pequeña en indicadores como el coeficiente de Gini entre el 2022 y 2023, Bogotá durante los últimos años sigue ocupando los primeros lugares en términos de desigualdad de Colombia.
Bogotá atrae personas debido a su inversión, negocios y diversos incentivos. Pero la prosperidad no se distribuye entre todas las poblaciones. La ciudad está dividida en dos: entre quienes tienen acceso pleno a bienes y servicios y los que no. La segregación territorial es alarmante y las diferencias entre las localidades del norte y las del sur son evidentes.
Por ejemplo, en la participación ciudadana y en los resultados de las Pruebas Saber, se observan disparidades significativas. Los colegios privados del norte suelen obtener calificaciones más altas y reflejan una mejor calidad educativa en comparación con los colegios oficiales del sur, donde se educa a la mayoría de la población bogotana.
La satisfacción con la ciudad y con los servicios también varía considerablemente según la ubicación y el perfil demográfico. En localidades como Chapinero, Usaquén, Teusaquillo y Barrios Unidos, la satisfacción es notablemente alta y la experiencia urbana es mucho más positiva en comparación con otras áreas que enfrentan mayores desafíos.
Las disparidades muestran cómo Bogotá profundiza sus desigualdades. Este es precisamente el llamado de BCV: es crucial que el gobierno enfoque sus esfuerzos y prioridades para mejorar las condiciones sociales, económicas y de participación de las poblaciones más desfavorecidas. Solo así podremos avanzar de manera sostenible y equitativa.
LSA. En términos de mejora de las condiciones sociales, el informe destaca que la administración de López redujo la pobreza multidimensional del 7.1% en 2019 al 3.6% en 2023 a pesar de la pandemia. ¿Qué fue lo que se hizo bien durante la alcaldía pasada?
FM. La reducción de la pobreza fue el área con mayor éxito de la gestión de Claudia López.
La administración logró cumplir cinco de las seis metas trazadoras analizadas por BCV —que son las que están relacionadas con la calidad de vida de la ciudad— en pobreza y empleo, establecidas en el Plan Distrital de Desarrollo, y la meta de beneficiar a familias en pobreza y vulnerabilidad a través del Sistema Distrital Bogotá Solidaria se superó en 171.6%.
Justamente, la pandemia fue un evento que expuso como urgente algo que siempre fue importante. Los pañuelos rojos en las casas mostraron que estábamos en una situación en la que la gente, literalmente, no tenía los ingresos suficientes o las condiciones necesarias para comer. Fue un sacudón. Y ver claramente que la gente está pasando hambre hace que, si eres un gobernante sensible y que entiende la situación, enfoques todos los esfuerzos y los escasos recursos para solucionar un problema urgente.
La pandemia también ocasionó que ciertas tensiones políticas no fueran protagónicas. Hubo unión y proliferó la solidaridad ciudadana como, por ejemplo, con los mercados que hacían las personas para donarle a otros. Bogotá ha sido un ejemplo de resiliencia que mostró que con priorización, focalización y unidad nos pudimos recuperar de un momento difícil. Que la pobreza multidimensional esté bajando es una buena noticia.
LSA. ¿Qué ayudaría a que se mantenga la reducción en la administración Galán?
FM. La política del secretario de Integración está alineada con el trabajo técnico de identificar dónde están y quiénes son las personas que peor lo están pasando. El objetivo es visibilizar a las poblaciones no registradas en herramientas de focalización, como el Sisbén, para asegurarles la atención adecuada.
Aunque el gobierno usa datos y hojas de cálculo para gestionar la información de los 7.100.000 ciudadanos, algunas realidades pueden quedar invisibilizadas. Esa microfocalización es un aporte valioso de la administración: identificar a las personas más pobres para ofrecerles lo que necesitan.
Otro elemento valioso es la atención diferenciada. La atención se ha manejado con los........
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