El alcalde de Cali, Alejandro Eder, ha protagonizado titulares esta semana al poner sobre la mesa la posibilidad de reactivar los bombardeos aéreos en el país. Por su parte, la gobernadora Dilian Francisca Toro aumentó el tono de sus reclamos al gobierno, y consiguió el respaldo de los principales gremios de la región. Ambos a raíz de la situación crítica en el municipio de Jamundí, al sur del Valle.
A pesar de la preocupación común, la respuesta de los dirigentes ha mostrado su división. El debate se centra mas en repartir culpas que en encontrar soluciones conjuntas. La propuesta de Eder de volver a los bombardeos fue rechazada de tajo por el gobierno nacional y otros mandatarios del Pacífico. Y el intento de Dilian por unificar el mensaje terminó en discordias con sus contradictores en la política tradicional, que le cobran sus ocho años de hegemonía.
Las diferencias tendrán que tramitarse al calor de atentados, explosiones y hostigamientos que se repiten semana tras semana. Y con la mirada internacional acercándose cada vez más a la región, por la COP 16 de Cali, el evento internacional más grande del que ha sido anfitrión Colombia.
La semana pasada estalló una motobomba en la estación de policía de Jamundí, una ciudad a 20 minutos de Cali. Cuatro días después, el papá de la vicepresidenta Francia Márquez fue atacado cuando transitaba en un vehículo por una vereda de ese mismo municipio.
Desde entonces, tanto Toro como Eder se han movido para llamar la atención del gobierno de Gustavo Petro. La gobernadora citó el sábado a una reunión con las “fuerzas vivas” del Departamento, en la que participaron políticos, gremios, empresarios, representantes de la academia y líderes. Allí consiguió respaldo para pedirle al gobierno mayor contundencia.
“Los vallecaucanos no podemos enfrentar la criminalidad solos. Hemos hecho todo lo que hemos podido, la fuerza pública ha estado en articulación. Hemos recibido apoyo del gobierno, pero hay unas acciones que solo son posibles si ellos toman las decisiones que se requieren”, dijo la gobernadora al final de la reunión.
Insistió en una estrategia unificada para el Pacífico colombiano, un mayor aumento del pie de fuerza y recursos para inversión social y sustitución de cultivos. “El ministro ha cumplido a cabalidad con lo que prometió. Envió la Policía, las fuerzas especiales, va a haber recursos para las horas de vuelo, pero necesitamos más”, agregó.
Los problemas de seguridad y violencia en el Valle del Cauca son históricos, pero vienen en aumento en los últimos años. Este año es el departamento con más masacres, con seis de los 29 casos que reporta Indepaz. De acuerdo con el Ministerio de Defensa, en 2023 ocupó el tercer lugar en casos de reclutamiento y desplazamiento forzado.
El impacto de la violencia ha pegado más duro en Jamundí, donde la semana pasada quedó registrada la angustia de un hombre con las piernas desfiguradas por la explosión de la motobomba. Lo que pasa allí llama la atención citadina por su cercanía a Cali. De hecho, el conflicto ya tocó la puerta de la capital del Valle, con un atentado en el batallón del barrio Nápoles en abril.
“Se necesita más pie de fuerza,........