Ni salud ni plata: el Congreso le cobra a Petro su ruptura antes de elecciones

Si la evaluación del periodo que terminó ayer en el Congreso se limita a cuántos y cuáles proyectos del gobierno Petro fueron aprobados, el resultado dice que de seis prioridades, solo una se volvió ley: el Presupuesto 2026. 

No solo hubo pocos logros, sino dos grandes derrotas: la reforma a la salud y la tributaria están hundidas. El ministro del Interior, Armando Benedetti, encargado de la agenda, le dice a La Silla que es el resultado obvio porque tomaron la decisión de cortar la relación con el Congreso. El detonante, justifica, fue la elección de Carlos Camargo como magistrado de la Corte Constitucional el 3 de septiembre. “Desde ese día el gobierno entendió el mensaje del Congreso”, dice. 

Con esa orden, este semestre la figura del ministro del Interior fue particularmente ausente en el Congreso. Benedetti se la pasó la mayor parte de su tiempo en enfrentamientos con los magistrados que lo investigan, con exfuncionarios del mismo gobierno o defendiéndose de escándalos de corrupción. Pero, contrario a sus antecesores, siempre cercano a Petro.

A los otros ministros, de un gabinete que luce poco, les tocó hacer gestión uno a uno para salvar sus proyectos. El de Minas, Edwin Palma, con la aprobación en primer debate de la reforma a las tarifas de energía; o el de Educación, Daniel Rojas, con la reforma a la financiación de universidades, pudieron salvar el semestre por su cuenta. Otros, como los de Agricultura, Justicia, Cultura, pasaron de agache.

De los seis temas priorizados por el gobierno el 20 de julio, tres avanzaron, pero quedaron a medias: la jurisdicción agraria, la resurrección del MinIguadad y la ley de competencias del SGP. Estas reformas se jugarán su suerte en marzo de 2026, con la incertidumbre de que cuando vuelvan a sesionar ya habrá un nuevo Congreso elegido y el ambiente político estará fijado en las elecciones presidenciales. 

Si el balance es más general e incluye qué hizo el Congreso por cuenta propia, el indicador dice que la agenda estuvo marcada por el ausentismo, pero que lo que se aprobó tiene un enfoque más ambiental y social. El cambio climático se volvió causal de reconocimiento de desplazamiento forzado; la financiación de las universidades públicas recibió un impulso; la vigencia de los municipios priorizados por el Acuerdo de La Habana se amplió por 10 años más; y los profesores públicos recuperaron la mesada 14. 

El desgano por legislar fue notorio. La semana pasada, por ejemplo, la moción de censura contra el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, terminó con unos 10 representantes escuchando. Ayer, para no ir tan lejos, la plenaria de la Cámara pupitreó por lo menos cinco proyectos sin debate y, en algunos casos, sin tener quorum. 

En cambio, a otros poderes con burocracia a la........

© La Silla Vacía