Llegaron los invitados, por Rosa María Palacios
Este 23 de diciembre, 24 horas antes de Nochebuena, se cierran definitivamente las listas partidarias para las elecciones generales 2026. Algunos cambios hemos visto esta semana en las planchas presidenciales. Por ejemplo, en Avanza País, salió Karol Paredes e ingresó Adriana Tudela, pero en ese caso estamos hablando de militantes. Las sorpresas que se conocerán en unos días son las incorporaciones, hasta en un 20% de la lista, de candidatos directamente designados o, como se les conoce popularmente, “invitados”.
En una tradición que no hace sino confirmar la debilidad institucional de los partidos, los invitados llegan a las listas para reforzar con sus méritos, trayectoria o credibilidad al partido que los acoge. No pueden ser militantes de otro partido (salvo que este no participe y sean autorizados con una licencia expresa, predicamento en que está Acción Popular), pero, salvo esa condición, no hay ninguna otra. En teoría, si un partido tuviera una intensa vida partidaria y una buena formación de cuadros, no permitiría los invitados. No se cedería espacio a ajenos cuando hay militancia que ha hecho mérito o cree tenerlo.
Pero se presentan dos razones para abrirle las puertas a los extraños. La primera, vienen con su pan bajo el brazo. Puede ser desde el cupo (argumento contundente para el partido con dueño que quiere recuperar su inversión) hasta recursos logísticos para la campaña inmediata. La segunda, tienen votación propia. Es decir, representan, o creen representar, a un nicho del electorado que los sigue o creen que puede seguirlos.
Sin embargo, es en este segundo argumento para llevar invitados donde se dan las luchas internas más amargas. Primero, lo........





















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