Del terruqueo al mariconeo, por Rosa María Palacios |
Estamos a cuatro meses de ir a votar. El domingo 12 de abril elegiremos un Congreso con el Senado más poderoso de la historia republicana. Este Congreso ha destruido finalmente el equilibrio de poderes y el resultado, en segunda vuelta presidencial, se torna menos relevante. La figura presidencial siempre ha sido fuerte en el Perú, pero hoy no lo es. Con 4 presidentes en el quinquenio 2016–2021 y con tres (hasta ahora) en este quinquenio, la perdedora de la segunda vuelta siempre se ha dado maña para gobernar desde las sombras del parlamento. Nada parece haber cambiado, al menos legislativamente, para evitarlo. Al contrario, la creación del Senado anticipa la concentración del poder en una cámara de tan solo 60 miembros. Quien controle la mitad o dos tercios de ella, gobierna el Perú. Esto, por supuesto, no ha sido aún bien comprendido por los electores. Pero lo será, esperemos que antes de votar y no en los cinco años siguientes, cuando nada se pueda hacer.
Con 39 partidos peleando curules parlamentarias, algunas campañas deberían desplegar ya sus propuestas. El 23 de diciembre se cierran todas las listas, pero ya hay un cuerpo de candidatos presidenciales y parlamentarios firmes. Las únicas sorpresas están en los directamente designados (los “invitados”). Sin embargo, la campaña arranca, como suele suceder con la vieja confiable: campañas de desprestigio, que, siendo obvias, vuelven, como llega, todos los años, el verano.
El terruqueo es ya un compañero de viaje de la política peruana desde el 2016. Gran responsabilidad de esta técnica es del fujimorismo. Con el ánimo de validar las atrocidades históricas de Alberto Fujimori era necesario........