El uñero en la uña

La riqueza y la constante evolución de los idiomas, influenciados por la tecnología, otras lenguas, los productos que se vuelven genéricos y hasta las nuevas palabras derivadas de distintas situaciones, harían que nuestros abuelos quedaran en babia, pues no entenderían un ápice de lo que hoy decimos.

Si a lo anterior le sumáramos el mal uso del idioma y las palabras de moda que se repiten como estribillos o como formas de adjetivación, que también se vuelven costumbre en los jóvenes, en los que quieren aparentar juventud y en los nuevos líderes y políticos podríamos concluir que esta jerga es avasalladora hoy y, ojalá, no se convierta en costumbre en unos pocos años.

Entre los gazapos más simpáticos están los pleonasmos, que son como ponerle dos capas de mantequilla a la tostada, por si la primera no fuera suficiente. Se trata de usar palabras redundantes, de esas........

© La República