Arbolistas vs. Pesebristas

Después de que se apagan las calabazas y disfraces de Halloween, el comercio gira el volante con una velocidad admirable, desaparecen las telarañas artificiales y, como por arte de magia, emergen los árboles iluminados, las guirnaldas y los pesebres. Podrá criticarse el exceso marketing, pero hay algo innegable: la Navidad transforma el ambiente y nos devuelve, aunque sea por unas semanas, a un estado emocional más generoso, más amoroso, más humano.

Nunca me tocó de cerca la discusión sobre si es más importante el árbol o el pesebre, pero en la Europa cristiana el debate está servido. Hay quienes se declaran “arbolistas”, fascinados por el brillo del abeto decorado, y quienes se asumen “pesebristas”, decididos a defender una tradición que consideran irrenunciable. No falta la polémica alentada por políticos, ya en algunas escuelas se ha prohibido el pesebre para no “ofender” a otras religiones. Pero cuesta entender esa lógica, pues a quién puede ofender la representación de un niño nacido en un establo, hijo........

© La República