Un trato de segunda a Doña Segunda
Los mismos que se rasgan las vestiduras defendiendo a los viejitos y la ‘economía popular’, hoy celebran el innecesario show de la Dian con el cierre temporal del negocio de Doña Segunda. ¡Qué vergüenza!
El Estado y los defensores del establecimiento se ufanan de que con esta medida la Dian está haciendo cumplir la reglamentación. Estudiando derecho, y como lo plantean los antiformalistas, he aprendido que la ley debe aplicarse sin dejar de lado el contexto social. El imperio de la ley nunca debería ser el cuchillo que apuñala a los más vulnerables, como en el caso de una señora de tercera edad.
No me malinterpreten. Todo negocio que gane más de $165 millones al año debe tener facturación electrónica. Pero, dada la avanzada edad de Doña........
© La República
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