Dicen que el refugio preferido de Albert Einstein era su casa de verano en Caputh, una localidad cercana a Berlín, lugar desde donde el 30 de julio de 1932 le dirigió una carta a Sigmund Freud, preguntándole si existía algún medio que permita al hombre librarse de la amenaza de la guerra. Casi 92 años después la pregunta no ha perdido vigencia, por el contrario, para los que vemos estos tiempos parecidos a los que se vivieron entonces, tratamos de encontrar las mismas respuestas.
Sin entender por qué los esfuerzos desplegados habían fracasado de forma lamentable, ponía en evidencia algo que se repite y repite entre aquellos cuya tarea consiste en ocuparse de ese problema, la conciencia de su impotencia. De ahí la carta a Freud confiando en que él podría iluminar con la luz de su profundo conocimiento de la vida instintiva del........