Hoy he abierto el buzón con el gesto mecánico de cada día. Había dos sobres. Ninguna emoción. Uno contenía la factura del agua y el otro una publicidad, que ya ni recuerdo de qué. Podía ser peor. Una multa o una carta de Hacienda. Con ellos en la mano, pensando que mañana es Nochebuena, me entró cierta nostalgia de los sobres manuscritos que llegaban en estas fechas a casa. Dentro, la postal navideña con el deseo de unas felices fiestas y próspero año nuevo, rubricado con un os queremos. Cierto que los buenos deseos siguen llegando, vía móvil, pero despojados ya de ese calor especial. El ritual de aquellas postales encerraba muchas más cosas que el consabido mensaje. Suponía decidir con antelación, porque el correo........