Tras Biden, una candidatura de unidad
Joe Biden se empecinó en mantener la candidatura al borde del colapso. No daba una al debatir con su oponente ni al nombrar a sus colaboradores. Llamar Putin a Zelenski no fue el menor de sus gazapos. Pretendía ganar la elección con ochenta y un años, y abandonar la Casa Blanca… ¡con ochenta y cinco! Todo el mundo sabía que antes se habría producido la jura de Kamala Harris por fallecimiento o incapacidad de Biden. Por otro lado, Donald Trump también da muestras constantes de problemas cognitivos y comete abundantes lapsus, por más que parezca más robusto. La primera reflexión que debe motivar la renuncia de Biden es la necesidad urgente de implantar un límite de edad para que las futuras elecciones no puedan ser entre seniles. Si no se puede ser director general de una gran empresa en la octava o novena década de la vida, tampoco se puede ser presidente de un país. Es de puro sentido común.
La segunda reflexión es mucho más política. Biden ha sido un presidente débil. En el interior no se ha atrevido a corregir la deriva de gasto y deuda heredada de Trump, y ha ido cediendo espacios en el movimiento demócrata a la extrema izquierda. En el exterior no ha tenido los arrestos necesarios para hacerle frente de verdad a Vladimir Putin y Xi Jinping. La famosa........
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