Cuando con amantes de la naturaleza en ella te sumerges
Quedé con tres hermanos, que de tan unidos parecería como si yo insertado a la fuerza, si no que como uno más, de tal conexión que la confianza dio para tantas risas cuantas los desinhibidos, capaces. Dicen que esto de la risa es como una terapia aun para los que de ella no precisan. Viajar con tres dispuestos a valorar todo cuanto paso dan como si agradeciendo a la naturaleza su visual desparrame, es de gran riqueza. Y esto no acontece siempre porque uno aunque habituado en el montaraz medio a caminar con unos cuantos, que, rácanos en expresarse, nunca se pasmarán de lo que ven; son de los que no se sorprenden de nada, como si todo visto. ¡Ay de los que caminan por hermosos parajes y nunca se maravillan!
Salidos desde a Ziralla, como el historiador Puga Brau decía a Allariz, a la espera unos tan predispuestos hermanos Bouzas: Moncho, Nando, Quico, con los que hacia el suroeste, allá donde fronteras las sierras del Xurés, Sta. Eufemia, Quinxo o Anamâo; enfilando Celanova con horizonte limitado por a Penagacha, Monte da Neve, San Cibrao, y, por eso de viajar por autovía, dejando a diestra un río Orille que no se ve y un Arnoia que acaso se vislumbre. A derecha, la torre medieval de Vilanova, y atisbándose Celanova, y al frente, Casal do Bispo, donde la autovía remata, se desconoce si caserío del ordinario (obispo) de la diócesis: continuamos, de paso por Verea que le debe venir por vía o........
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