A medida que las agujas de los relojes avanzan hacia la hora de fin de año, el paisaje de la política mundial resulta más movedizo e incierto. Europa, la vieja Europa de los valores humanos, del abrazo al extranjero y al diferente, con raíces en Platón y Aristóteles, ahora cultiva los vientos fétidos de una extrema derecha cargada de xenofobia y racismo, hay voces que hablan con nostalgia de fascismos y nazismos como una ilusión sonora cargada de falsedades y mentiras. Me refiero a una Europa extraña, lejana y mal conocida. Una Europa ensangrentada por los delirios barbaros de unas ideas que pensábamos que estaban enterradas para siempre en las cunetas oscuras y vergonzosas de la historia.
En cambio, vemos que no es así, que una creciente masa de heraldos del odio y de un autoproclamado patriotismo desfilan orgullosos con sus estandartes en nombre de su radiante y envenenada mitología. Si esta percepción no se basara en hechos, el espectáculo sería demasiado insolente para aquellos emigrantes que llegan a Europa en busca de la libertad y en cambio se encuentran con el rechazo y el desprecio. ¿En que vientre abominable se fecunda y crece el perfume fascista que hoy desprende Europa?
Y en esta coyuntura esperamos la venida de Trump que con Putin forman el gran dúo de creadores de bulos a nivel mundial. El eslogan de Trump “Make America Greath Again” entraña un desprecio de Europa, un desprecio que se viene cultivando con intensidad devota desde que comenzó la guerra de Ucrania,.
Siempre se afirmó que sobre el aje Paris-Berlín se había construido y desarrollado Europa, ahora vemos que los dos países que daban fuerza al sueño europeo están........