Todos los ojos en el estadio y millones en todo el mundo, la observan. Lleva sobre su espalda el peso de darle, o no, a su país un reconocimiento olímpico. Se detiene al inicio de la pista. Debe saltar más de dos metros para conseguir la medalla de oro.
Alza los brazos al cielo y se le ve mantener alguna conversación con la mirada en las alturas; habla sola, cierra los ojos, los abre, pide el aplauso del público, sonríe, grita, corre a brincar…y falla.
Perdió la presea dorada. Sorpresivamente se levanta sonriente, toma su mochila, saca una libreta con letras doradas y comienza a escribir en lo que parece un diario. Sigue hablando sola. Se le ve feliz.
La escena causó sorpresa y miles de comentarios sobre la australiana de 27 años, Nicola Olyslagers, quien ganó plata en salto de altura la semana pasada en París 2024.
El asombro radicó en su actitud tranquila y relajada, ante una de las competencias más importantes de su vida, contrastando con eventos anteriores donde el llanto fue protagonista en una situación similar.
Estos Juegos de Verano le han dado al planeta entero un mensaje fundamental a través de sus deportistas: la salud........