Apuestas virtuales, la adicción ¿invisible?…

No hay peor adicción que la que no se quiere ver y en México se ha ido filtrando como la humedad, una que está secuestrando la estabilidad emocional de miles de jóvenes, de una generación frágil por desconectada y peligrosamente hipnotizada desde un dispositivo móvil.

Se descarga, se instala y se monetiza. Opera bajo algoritmos que generan fórmulas adictivas para cada usuario y muchos tienen también mecanismos psicológicos que imitan los efectos de algunas sustancias:

Recompensas intermitentes, estímulos constantes, transacciones, sensación de control y promesas de éxito inmediato.

En 2019 la Organización Mundial de la Salud reconoció el trastorno por uso de videojuegos como una condición de salud mental y define algunos de sus focos rojos como “un control deteriorado sobre el juego, una prioridad creciente al juego sobre otras actividades…”.

Y no es que los videojuegos sean “buenos” o “malos”, la pregunta es: ¿qué pasa cuando un país como México, con precariedad laboral juvenil, crisis educativa acumulada y un mercado digital sin control amplio, empieza a ser capturado por esa forma de anestesia social?

Según el Inegi, en 2024........

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