Un adolescente rodea el cuello de una perra con un cable, la carga, se ríe, da sólo cuatro pasos para llegar a un pozo vacío y sin dudarlo, la arroja. Aunque escucha sus lamentos allá abajo, el torturador continúa, ahora lanzando enormes piedras al fondo del pozo donde yace la víctima, mientras las risas nunca cesan.
Parece un relato de ficción macabra, sobre la obra de un psicópata, pero es la realidad ocurrida en Brisas del Campestre, en León, Guanajuato, donde esa perra permaneció por tres días a unos 15 metros de la superficie, sin agua y sin comida.
Gracias a un reporte ciudadano pudo ser rescatada y obviamente no por las autoridades. Fue Marcos Aguilera, un rescatista independiente quien acudió al lugar y entró al pozo para salvar la vida de la perra.
Luego de ponerla a salvo, fue al Ministerio Público a levantar la denuncia correspondiente y ahora “se busca” a los responsables, que muy probablemente nadie encuentre, porque no es prioridad buscar al maltratador de un perro, donde también “se busca” a tantos que hacen de Guanajuato el estado más violento del país.
Y es que........