La desaparición del asombro |
La única celebridad planetaria que todavía repercute y gratifica con sus evoluciones cotidianas a los ilusionados seres de a pie se llama Lionel Messi. Como no logramos explicarnos cómo hizo para la siguiente asistencia que se convertirá en gol o cómo, otra y otra vez, hace goles de esa indiscutible calidad con la simplicidad con la que se toma un vaso de agua, este rosarino del mundo sigue siendo capaz de hacernos sentir que todavía la esperanza del asombro es posible.
Messi es el hombre increíble de estos tiempos de autoaniquilación diaria a título de voluntarismos egocéntricos. Está demostrando ser capaz de hacer goles entre los escombros: alguien dijo que la madurez consiste en caminar por campos minados o devastados en equilibrio interior y éste parece ser el caso de alguien que certifica todos los días que la genialidad puede ser asombrosamente normal, casi una rutina, una forma de ser que, por supuesto, su compañera y tres hijos se toman con lúcida naturalidad.
Messi no deja de sacarnos de la abulia, ahora que acaba de celebrar el primer título con la camiseta rosada del Inter de Miami y amenaza con perpetrar el récord de convertirse en el único genio futbolístico que habrá participado de media docena de copas del mundo. Mientras siga siendo........