Topo con un árabe albino. Un bereber equívoco. En vez de arena, su piel imita el cromatismo de una cumbre nevada, muy lejos de los 32 grados que obligan a andar lento en Marrakech. Pero el albino es lo menos asombroso del Souk (mercado tradicional), en esta ciudad del siglo XII. Lo que hoy es Andalucía, más Argelia y Marruecos eran parte del imperio almorávide. Desde entonces, más de diez kilómetros de muralla protegen el centro de esta urbe roja, “que alegra el corazón”. Sí. Mucho.
Mi hija y yo llevamos casi una semana aquí. Desde el principio notamos que pocas mujeres atienden locales en los Souks. Muchas caminan solas o en pares, aunque todas llevan el cabello cubierto por un velo; encontramos escasas burkas.........