Por favor, alguien que esté leyendo estas líneas iniciales ¿me podría informar qué impide ya, ahora, renovar el Consejo General del Poder Judicial? Lo pregunto desde un mirador teóricamente privilegiado -el Tribunal Supremo- y principal damnificado por este desbarajuste, por este estropicio, palabra que ha hecho fortuna para describir la situación. Porque no me negarán que es un estropicio un gobierno judicial que no puede gobernar, paralizado desde hace cinco años.
Ni en el Tribunal Supremo ni en nuestro vecindario -somos vecinos del propio Consejo- ni entre nuestros vecinos -ahí están las asociaciones judiciales- encuentro respuesta. Voy a los mentideros mediáticos donde oigo y leo que todo está pendiente de que se designe un mediador europeo, un amigable componedor que, al parecer, pactaron socialistas y populares a iniciativa de estos. Extraña iniciativa. Que yo sepa la Constitución ya prevé un mediador: el Rey, quien, entre otras competencias, modera el funcionamiento regular de las instituciones. Aunque, lo admito, no está el horno para meter ahí al Jefe del Estado y que desatasque un asunto de alto voltaje político.
Excluido el Jefe del Estado la solución sería bastante........