El torito mexicano contra el tigre africano

México es un país violento. Lo muestran las escalofriantes cifras de asesinados, heridos, secuestrados y desaparecidos; aunque no hace falta consultar las estadísticas, porque todos los que vivimos aquí lo sabemos, lo sentimos, lo padecemos.

Lo que para un observador externo podría resultar paradójico es que, a pesar de todo lo anterior, los mexicanos estemos sedientos de espectáculos violentos. Queremos que un debate entre los candidatos a un puesto de elección popular deje de ser un aburrido intercambio de razones y argumentos para que se convierta en un sabroso intercambio de ataques e insultos. Lo que más nos gustaría —aunque no lo confesemos— es que los candidatos brincaran de sus sitios para golpear a sus contrincantes o jalarle los cabellos. ¡Ése sí que sería un buen debate!

Para evadir las miserias del presente siempre nos quedan los libros que nos hablan sobre el pasado. El ayer quizá no fue menos miserable que el día de hoy, pero tiene una enorme ventaja: ya no existe y, por lo mismo, podemos evocarlo con un........

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