Decirle fascista a un fascista

Para Navidad quisiera pedir un mundo común. Uno en el que podamos volver a saber cuál es la realidad en la que vivimos. Uno en el que nos pongamos de acuerdo sobre lo que es verdad -así sea una verdad mínima-, para que desde allí, al menos, comiencen nuestros debates. Sin ese mundo común no existen márgenes que nos indiquen que discutimos dentro del mismo cuadrilátero, entonces cada quien termina hablándole a su tribuna, sin encontrar cómo orientarnos para discutir y acordar frente a frente.
“Si no podemos acordar lo que es, entonces tampoco podremos acordar lo que debe ser”, escribe la española Máriam Martínez-Bascuñán en la introducción de su libro recién publicado El fin del mundo común: Hannah Arendt y la posverdad. Por eso quiero de regalo ese mundo común que nace de reconocer entre todos como ciertos los mismos hechos. Lo vamos a necesitar ahora que empieza la campaña política en Colombia,........

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